domingo, 17 de diciembre de 2017

'Memorias del fantasma': nuevo poemario



"Demasiadas veces he dicho ya que vivimos de fantasmas; que quizá no seamos más que espectros buscando en otros espectros el conjuro prometido que nos salve.
            A falta de aquello que tal vez, en alguna noche compasiva, nos haga despertar, toda nuestra vida (quiero decir: nuestro sueño) suele reducirse a este baile diabólico, este velatorio en carnaval; esta guerra, íntima y sonámbula, entre lo que perdimos y lo que esperamos: casi siempre entre un desgarro y un anhelo, un abandono y una huida, una esperanza y una desesperación. (Muy rara vez aquí, casi nunca en el ahora.) “Se canta lo que se pierde”, decía Machado: para honrarlo, para pedir perdón y besar de adiós su tumba ya sagrada; se canta, también, lo que se anhela, lo que no se tuvo nunca: para invocarlo. Quizá los dos rostros de un mismo paraíso perdido. 

            Los primeros balbuceos de lo que acabaría siendo este volumen –hace ahora siete otoños, en cierta ciudad al norte del Norte en que viví, donde ya había sabido del fantasma– sólo trataban de ser un divertimento; un ajuste de cuentas, mitad reverencia, mitad beso envenenado, del currículum sentimental de mi primera juventud: otro canto a lo perdido. Saqueando el botín de la memoria, me propuse rescatar los episodios más oscuros, y más luminosos –suelen generalmente coincidir–, virando de la culpa a la venganza, del guiño gamberro al homenaje. Para dar un lugar a sus espectros, reconocerlos y reconocerme en ellos, y mostrar a sus emisarias mi gratitud. ...Pero también, al mismo tiempo, en folios paralelos, traté de reconocer y descifrar un rostro mucho más esquivo, más antiguo e improbable. Ése que, ya en la infancia, había susurrado un escalofrío dorsal desde todos los recodos de la noche, prometiendo algo; algo que esperaba en algún sitio para investirme con su ley, así como sentía de niño que la tarde me ordenaba caballero con las últimas luces rojizas del monte aquel... 

El fantasma: ese remordimiento tenaz de aquello que sucedió (o no llegó a suceder jamás) y que sigue mirándonos, silencioso, con sus ojos de lluvia desde el rincón, esperando el conjuro que lo absuelva; pero también ese conjuro alucinado, ese sortilegio, que nos usurpa los ojos y la respiración y la voz para hacernos vislumbrar el otro lado; para llevarnos de la mano, sonámbulos, a la otra orilla: allá donde habita aquello que buscamos desde siempre, que intuíamos sólo con la conciencia de la sangre, que sólo puede adivinarse con los ojos del sueño. Donde el amor reside.

Poesía: palabra que puede hacer audible, en esta orilla, esas voces del otro lado..."


[Ya disponible en La Fea Burguesía Ediciones]  

1 comentario:

Cristina dijo...

Larga vida a los fantasmas y a sus recuerdos, aunque sean inventados. ;)