domingo, 25 de septiembre de 2016

F. G. Lorca: Drama rural en mil enigmas y un asesinato



Hay muertos que no terminan de morirse nunca; que siguen jugando al escondite, con los vivos y con los muertos. Hay otros muertos, también (quizá fantasmas de papel y tinta), que no quieren que se encuentre a esos muertos; y también hay vivos que buscan, y otros vivos que prefieren que los muertos se queden donde están –donde quiera que sigan, jugando al escondite.

Hay, por supuesto, también, mil leyendas en torno a esos muertos y esos vivos. “Yo conozco a gente con una imaginación tremenda. Que te encajan las piezas a martillazos, pero que te hacen el puzle. Y dices: es que es creíble esto que cuenta, ¡incluso muy creíble!; ¿por qué no va a ser verdad? Pero no es verdad, ni más ni menos. Esto es todo un mundo, una madeja dificilísima”...


martes, 20 de septiembre de 2016

El Rostro




Cayendo como un grito de tu torre de Babel,
                                   yaciendo entre la sangre
                       levantándote
reptando los escalones del palacio de arena
como un monje vencido;
subiendo a la cámara del trono
empuñando el sol como una lanza
              y la luna en tu muñeca izquierda
como una esposa de diamante,
llegando al fin hasta el balcón
donde espera de nuevo la caída,

ponte tu máscara de llanto, impostor,
destrózala de nuevo contra el suelo

ponte tu máscara de amor
y siéntela agrietarse entre los ojos


Ponte la máscara otra vez,
una vez diez mil
destrózala de nuevo en la plegaria;
abraza el suelo de su llanto



Algún día llegarás al Rostro


martes, 6 de septiembre de 2016

CINE DE VERANO (y VI). 'Atrapado en el tiempo': el día de la marmota somos nosotros



Usted tiene miedo de que llegue septiembre. Usted se agazapa en este cine, agotándose ya las noches de agosto, contemplando las estrellas con aquella congoja del escolar que temía el lunes con los deberes sin hacer (a usted le gustaría en este momento, ¿verdad?, ser un escolar con la única preocupación del lunes con los deberes sin hacer). A usted le aterroriza en el fondo, confiéselo, que su vida vaya a ser siempre un lunes con los deberes sin hacer, un lunes eterno de angustia sorda, un lunes macabro que termina acabándose pero que fuera a repetirse una y otra y otra vez, hasta el fin de los tiempos. Usted teme al vendaval de realidad amenazando su palacio de papel veraniego y al hombre del tiempo que confirme el desastre (“Yo les daré un pronóstico para el invierno: va a ser frío, va a ser gris, y va a durarles el resto de sus vidas”).