...Y un frío de matadero me recuerda tu distancia...
(M.)

que soy esa guitarra que percute a oscuras
en el rincón azul cuando ya no la oye nadie
ahora que la casa es epitafio
y una brisa notaria resume en cada alcoba
capítulos de sueño y llanto adulto
y lámparas de sombra y la certeza
de la llamada aquella que no he de recibir nunca
ahora que soy sombra, y abdicación, y solo,
quisiera recordar
que observé fiel mis votos de pobreza,
que recé con la luna en la tronera del baño;
que procuré no oír la aldaba de esta celda
mientras duró la noche, duró el llanto,
duró la ingobernable libertad aquella
de ser otra vez solo.
Ayer/Hoy