viernes, 19 de agosto de 2016

El temblor sonámbulo del niño Lorca




Miraba con los ojos atónitos de quien ve con la sangre. Veía; no con los ojos de la cara, sino con el ojo sonámbulo del río que corre, en la madrugada del mundo, dando de beber y de llorar a todo lo que existe. Era sonámbulo, de una forma inexplicable, alucinada: con un ojo en este mundo y el otro en el Otro Lado, pues quizás un verdadero artista no sea más que la manifestación del conflicto de ciertas fuerzas telúricas, en baile y lucha sangrienta entre lo oscuro y lo oscuro. Apenas el tronco y las ramas a merced de las raíces y el viento y la madrugada, pues nada es suyo: ni las fuerzas que le sostienen ni las fuerzas que le zarandean en la noche sin nadie.


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