Que
sepan los hombres
que
amé esta luz de septiembre,
la luz
incalculable en los umbrales
del
espectro centinela del día.
Que
sepan la columna derrumbándose
en el
corazón de dios y sus contornos.
Que
sepa alguno de los hombres
lo que
yo no supe descifrar
en la
alcancía inagotable de la tarde
Cuando
es el mayor don querer vivir
habiendo oscurecido tanto.
1 comentario:
Y no perder nunca las ganas de hacerlo...
un abrazo!
concdecandela.blogspot.com.es
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