martes, 13 de octubre de 2015

Sólo el que se va




... La belleza, exigiendo el sacrificio que llevó siempre por estigma. Donde hay tanta hermosura debe de haber condenación. Donde uno siente tanto habrá dolor sumergido, palpitando. Donde hay golondrinas enloquecidas y brisa nueva reparando la ciudad vieja de la herida, de la fragua implacable del sol, habrá también una fuente que mane agua perdida toda la noche. El agua que sólo pueden saborear y merecer y bendecir los nómadas. Los que saben que sólo en el dolor pervive la belleza, y sólo el que se va da sentido a lo vivido, a la ciudad, a la época blanca y verde y azul y niebla que fue verdad y fue certeza.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Como sabrás, llevo muy poco siguiendo tu página, leo, leo y leo...y me efrece mil sensaciones , intentando interpretar un sinfín de palabras a las que no estoy acostumbrada leer, pero lo intento, porque como ya sabes, no soy muy entendida, pero a mi parecer, me resulta es una maravillosa forma de escribir. La chica del cole te sigue.

Miguel A. Ortega Lucas dijo...

Bienvenida a tu casa. Aquí no se da clase pero sí se busca siempre con quien jugar en el recreo (al escondite o al pillao) :)

Rafael Pérez Ortolá dijo...

De donde vengo, escuetos, fueron agrandando los misterios.
A donde voy, representa lo inescrutable en sí mismo.
Pero, como bien dices en las espléndidas frases, vivimos de los contrastes. Y eso a pesar de que hay tanto presuntuoso promocionando uniformidades de toda laña y color.
¡Hay que mojarse! Eso es, percibir, convivir y responder a los contrastes.
Un abrazo