El señor Denzel Washington, de visita
hace poco en el Festival de Cine de San Sebastián, resumió la cosa con atroz
exactitud: “En la vida se puede ser Alguien o se puede ser Nadie” (las
mayúsculas las pongo yo). Creo recordar haberlo leído así mismo en El País, y recuerdo también que el
redactor no se molestó en explicarnos cuánto de sinceridad, o de cinismo, o de
pesadumbre, alentaban la sentencia de la estrella americana. Porque de la
intencionalidad de la frase, del según y cómo y en qué contexto la pronunciase,
depende la imagen que nos podamos hacer del actor: o sea, o bien la de un
cretino con carné (víctima de esa sociedad-enfermizamente-obsesionada-con-el-éxito,
en famoso mantra de Javier Cercas), o bien la de un tipo lúcido echando
mano del sarcasmo para ilustrar cómo funciona el mundo, o la visión que él
tiene del mundo (su mundo) y alrededores... [Sigue leyendo]
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