Yo sólo quiero una lámpara, una luz detenida toda la noche Sólo quiero una lámpara alumbrando el temblor, cobijando el camino, alentando el candor aterido del monte por donde vaga tu sombra en la ciudad del invierno Yo sólo quiero el farol del ermitaño, reloj despierto de todo lo que existe En la aldea rezándole a una cuna, en el viento embozado del cristal de los lobos hambrientos de la ofrenda, yo sólo quiero una luz que custodie mi gruta boreal de estrella al norte mi llama de farol convaleciente el jadeo de lobo perseguido toda la noche por la propia noche de su sangre.