miércoles, 10 de octubre de 2012

A los heraldos negros


La revolución está dormida
en esta habitación

los soldados del sol
en la siesta de madera
           los pájaros
la esfinge dorada del domingo


la habitación es una iglesia: no podréis entrar aquí


La revolución está dormida
-he dicho dormida-
y vuestra marcha de Atilas en la hierba
le ingresa sueños de murciélago
(sólo la perturba)



Pero sigue este sol
-no os confundáis-,
          sigue cantando en el eclipse
el pájaro que sueña con nosotros
que reza por nosotros


No os confundáis:
esta tarde es una iglesia
hay un templo en los tejados




Nunca detendréis a la belleza
           
          oídme:
                     Jamás se detiene, la belleza




X/'12

1 comentario:

Rubén Martín Díaz dijo...

Eres muy grande, y has conseguido emocionarme. Mil gracias, amigo. Un fuerte abrazo.