
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París, y no me corro,
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.
César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...
(Ayer morirá otra vez -y van setenta-, César, Cesitar Vallejo: semejante mendigo. "¡A España, quiero ir a España!", dicen que murmuraba ya al final, mientras España, ay, también seguía muriendo. Pero no es cierto y tú lo sabes, César Vallejo. Mendigo semejante. Semejante niño. Hoy que también es jueves, y llueve.)