En la luna habrá fiesta hoy desde el crepúsculo:
se preparan antorchas y máscaras y niños;
hermosas madres con candil les llevarán al laberinto,
espantarán al monstruo que vive en la espesura
y luego le invitarán también, le dirán que no se asuste;
jugarán con el viento y las hespérides
riendo de candor en las hogueras
que no apagará el alba,
que ahuyentan el terror de lo perdido
Bailaréis allí,
jugaréis ebrias de luz toda la noche,
mis mendigas;
seréis felices ya en la eterna sombra azul
donde nadie puede haceros daño
Desde aquí os veré,
velaré vuestra alegría;
seré siempre el centinela que os proteja
de todo lo que ya no duele
Levantaré la copa
y cantaré toda la noche esta canción
hasta dormiros,
hasta que no quede un demonio ya despierto
en esta noche que os bendice
[I. M., XXIV/VIII/MMXVIII]
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