En la habitación a oscuras,
los niños muertos de miedo: en la habitación que es un pasillo que es el laberinto
del que cayeron volando y les dejaron solos
entonces lloran, lloran y se abrazan,
la niña y el niño,
de tanto miedo y tanto amor entre lo oscuro
Pasaron nueve mil años
se fueron de allí, del uno al otro, andando andando los dos niños, separándose en lo oscuro
Pasaron diecinueve mil años
entonces clamó el sol
en la campana en punto del colegio
–la vega acababa de nacer–
Se encontraron
Se miraron en la lágrima
Se rindieron el regalo
Habían pasado cien mil años
y andando andando en su pasillo oscuro,
donde debieron separarse,
volvieron a abrazarse:
vuelven a llorar por separarse
Habían pasado veinticinco siglos en la Estrella
“ –¿Sabes dónde está tu casa?
–¿Vas a llevarme de la mano?”
[M., 20/I/'19]
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