las guerras de los hombres,
la guerra del hombre y la mujer,
y ni siquiera –tal vez–
la mujer y el hombre mismos.
Ya sólo busco el agua
que me pueda dar esta noche tu aljibe
Si existe la sed
debe de existir el agua
Dame de beber, dame de tu agua,
paciente estatua del camino
que guardas en el abismo de tus pechos
la mirada de Dios,
entre las grietas.
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