jueves, 26 de marzo de 2015

Félix Grande, "motivos para amar haber nacido"





“Somos los lentos forajidos que inventamos los mitos, las religiones y la historia, el lenguaje y las drogas y el amor, únicamente porque sabemos que vamos a morir. Ahora sé que un abrazo lleva al fondo un pequeño violín de espanto, una matriz de desconcierto. Y en la alta noche, a unos pasos de los antiguos y a unos pasos de nuestros futuros arqueólogos, nos sentamos sobre las mantas, ateridos de perplejidad y de emoción. Y algo gigantesco y cósmico nos acaricia un poco nuestra cabeza ebria, antes de que tengamos tiempo de llegar, como locos, al interruptor de la luz”.

[F. G., Puedo escribir los versos más tristes esta noche -1967/69]

Hay dos frases, misteriosamente anudadas por entre los años, el vendaval magnífico y turbulento de su vida, que parecen reunir, abrazándolas, la infancia y la vejez del poeta Félix Grande; como las caras de una misma moneda de limosna y tiempo... 

[Léelo íntegro en CTXT.es]

martes, 24 de marzo de 2015

Del amor y otras políticas


... Amor y política, en fin: “Como agua y aceite”, diría Michael Corleone, que en esa ocasión hablaba de amistad y dinero, pero para el caso lo mismo es. Si ya resultará difícil en sí mantener el equilibrio de funambulista que requiere ese oficio quedándose tu pareja en casa, no me quiero ni imaginar cómo será con los dos miembros tratando de convivir entre el plató y la cocina, el parlamento y los domingos por la tarde. Difícil saber, en esa tesitura, si se confecciona a caraperro la lista de la compra por confundirla en el fondo con una lista electoral, o si tiene alguna relación la última bronca en casa de su madre con el barómetro del CIS... [Sigue leyendo en Pocavergüenza

miércoles, 11 de marzo de 2015

Religión




El término religión, como muchos saben, procede del latín religare: re-ligar; reunir. Pero reunir, ¿el qué?: los pedazos. Los pedazos rotos del corazón humano, cuya primera fractura es salir a respirar en este mundo... [Sigue leyendo]

domingo, 15 de febrero de 2015

Tentativa


Esta interminable conversación
con un fantasma de mil rostros,
con la máscara infinita
(y debajo nadie, o todas, o Todo)

Este baile de máscaras sonámbulo
buscando la verdad en los espejos

–o fumando con tu sombra en el balcón
mientras esperáis a la muerte,
la anfitriona.



lunes, 2 de febrero de 2015

A. Muñoz Molina o la "necesidad de ver"




A sus veintitantos, treinta años, cuando trabajaba como funcionario de cultura en el Ayuntamiento de Granada (época de su vida que retrata ferozmente en Como la sombra que se va: casi como una expiación), Antonio Muñoz Molina se daba cuenta de que “era visible de manera intermitente: la gente sólo me veía cuando le interesaba algo de mi trabajo. Era el hombre invisible intermitente”... [Entrevista para eldiario.es]

lunes, 19 de enero de 2015

Sus mendigos


Se forja cada hombre al vendaval. Escombros, papeles jóvenes, madera o piedra, se forja cada mujer a la intemperie. Solos.

Desgarraduras, arañazos, dentelladas del dolor que nos van haciendo; como la pared aquella silenciosa y blanca de la tarde quieta. El Tiempo es nuestro druida, el alfarero. El Tiempo nos macera y nos escancia; nos madura hermosos para la guerra del Tiempo, para matarnos. Nos va azotando, a tientas, de aquél a este rincón. Algunos no se reparan nunca de algún golpe, de la ventisca asesina. Somos muñecos de trapo en alguna calle que arrasó el carnaval, que enfría ahora la madrugada. Ese viento es nuestro padre, nuestro tutor, el criminal. Vamos chocando despavoridos por el aire y el suelo y el invierno, por la ceniza y el candor y la piedad, por el verano implacable que no da sombra. Vamos empujados por el viento, sus mendigos: porque huimos de ese viento. Porque nos da miedo el dictador. Abismados a ciegas en el vértigo, en el baile macabro en soledad.


No sabemos que la calma espera, agazapada, en el ojo del huracán de esa ventisca.



miércoles, 31 de diciembre de 2014

Gracias (los dones del camino)


Gracias por el fuego, que sigue siendo fuego toda la noche

Gracias por el riesgo, por el honor, la valentía. Por cumplirse lo que es la vida poco a poco y generosa

Gracias por la belleza, por la palabra, por la canción

Gracias por el dolor en lo perdido; porque testifica que hubo vida, que “mereció la pena vivir y reventar”

Gracias por el dolor de los perdidos. Gracias por la amistad

Gracias por la alquimia que transmuta el rencor en entendimiento, el odio en amor arrodillado, el miedo en la gracia de crecer

Gracias por el perdón, por el niño del recreo queriendo hacer las paces

Gracias por la fuerza, por no abandonar lo que no debe abandonarse; por dejar ir lo que ya tenía que irse

Gracias por la emoción, vislumbre de luciérnagas en el camino del invierno

Gracias por el hogar, por la lumbre, por el fuego

Gracias por el vino en compañía, por el vino en soledad, por el vino que consuela o nos revela

Gracias por la guerra del corazón, por la sabiduría de la derrota, por la victoria que sólo llega al aceptarla

Gracias por el mundo, por los dioses y el infierno, que enseñan que todo es uno y mil en el mural feroz y abigarrado de vivir 

Gracias por el error, porque siempre estará para aprender a ser distinto

Gracias por la música, “misteriosa forma del tiempo”

Gracias por la palabra, misteriosa forma del silencio

Gracias por el amor, sacerdote único. Porque fuimos mendigos de la infancia, y seremos la aristocracia del corazón

Gracias por el padre y por la madre, por la abuela y el abuelo, por el hermano y la hermana, por el hijo y la hija; por los vivos y los muertos, por la noche y el mediodía. Por los amantes desde el camino milenario del primer beso

Gracias por el llanto, gracias por la risa: gracias

Gracias por el fuego, que sigue siendo fuego toda la noche

Gracias por la noche, que sigue siendo niña en la máscara del día

Gracias por el amor, que lo fue y será antes de haber llegado, después de que nos hayamos ido

Por el amor, que es lo único que queda

Por la belleza, que es lo que en el fondo duele

Por la música, misteriosa forma del beso


Por el fuego, que seguirá siendo fuego en otras noches