Llorando, pues mi llanto es mi homenaje;
mi llanto es un blasón y es un regreso.
Este llanto mendigo es un mal beso
que te envío al partir el largo viaje.
Llorando, pues combato así el ultraje
del olvido, con tu recuerdo impreso
a fuego en cada lágrima, ileso,
sellándome en la cara mi equipaje.
Con este llanto voy, con él te vienes;
con él venero la memoria viva
de lo que fue verdad y fue certeza:
el temblor de tu voz en dos andenes;
mi corazón en cueros, noche arriba;
la plaza, el misterio, la belleza.
B., diciembre '08
2 comentarios:
"El temblor de tu voz en dos andenes" me gusta mucho la imagen, todo el poema. Bonito. Muy bonito
Muchas gracias por la compañía :)
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